sábado, 26 de enero de 2013

Ensayo exposiciones (3)

Del tercer día de presentaciones me gustaría destacar el tema de la corrupción, centrándome específicamente en la cuestión de las falsificaciones.
La falsificación es un acto delictivo consistente en la creación o modificación de las características de un producto, Se trata de una forma de usurpación de identidad y es en ese sentido por lo que se trata de una actividad ilícita y un delito.
La presión consumista, la crisis económica y el aumento del endeudamiento pueden contribuir a que algunos perfiles de consumidor opten por productos no originales, réplicas u otros que pueden conseguirse con un solo clic a través de internet.
El negocio de la falsificación se produce tanto para productos tecnológicos y electrónicos como para sectores como la ropa, la perfumería, los productos de lujo o bienestar personal y la juguetería, entre otros.
Para proteger marcas y productos, las empresas suelen invertir recursos además de tomar medidas legales como el registro de marcas registradas o proteger adecuadamente sus patentes y diseños algo que no es siempre efectivo, ya que muchos usuarios actúan desde la red saltándose estas medidas registrales.

En mi opinión la proliferación de este mercado responde a la falsa necesidad, impuesta por la sociedad misma, de adquirir algunos productos de marca debido al status social que les proporciona a los individuos ante su entorno o comunidad y esto se hace posible gracias al low cost de todo tipo de réplicas ilegales que se venden.
Considero que, en cierta medida, puede tratarse de un negocio perjudicial para las marcas originales pero también pienso que dichas marcas siempre tendrán un público fiel y selecto, el cuál se pueda permitir comprar sus productos al precio (en mi punto de vista, excesivo) al que pretendan venderlos.
Está claro que ha de entenderse como un delito, y quizá convendría que la gente dedicada a estos actos empeñarán su esfuerzo a la imitación más que a la falsificación (ya que el primero no siempre es ilegal debido a que el imitador reproduce las características originales de un producto sin necesariamente hacer mención a su nombre de marca) pero aún así no lo veo como un delito excesívamente grave, siempre y cuando se superen los respectivos controles para la seguridad y no se llegue en ningún caso a perjudicar la salud de los consumidores.
Pienso que deberíamos estar más volcados en perseguir otro tipo de corrupciones que son mucho más dañinos para nuestra sociedad, como es el caso de la corrupción política, con la que se hace la vista gorda muy amenudo, tratándose sin embargo de uno de los principales motivos de desequilibrio de nuestra situación actual.

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